lunes, 4 de marzo de 2013

Naves y Flash, el relámpago humano





Los efectos que sufriría El Relámpago Humano, The Flash, al alcanzar su famosa velocidad de la luz son muy diversos e imposibles de aguantar para un cuerpo humano normal (ni para cualquier otro organismo).

El mayor inconveniente es que lo único capaz de alcanzar la velocidad de la luz es la propia luz. Luego está la inmensa cantidad de energía que sería necesaria para solamente alcanzarla, ya que esta energía sería descomunal, y por ello Flash presentaba problemas metabólicos cada vez que corría, de tal manera que el gasto de energía era tan grande que su cuerpo quedaba agotado prácticamente, por ello Barry Allen no pudo alcanzar la velocidad de la luz nunca.

También nos encontramos con el problema de que los órganos internos de Flash no giran ni aceleran con él, ya que están suspendidos en el medio acuoso que ofrece el cuerpo, por lo que se producirían peligrosas consecuencias a causa de la enorme inercia que generaría tales velocidades. La unidad de medida para estos la inercia del cuerpo aplicados a la aceleración son las fuerzas G.

La tolerancia humana depende de la magnitud de la fuerza G, la duración, la dirección, el lugar aplicado la postura del cuerpo. Pero la mayor tolerancia a la que una persona puede llegar a sobrevivir está en el umbral de los 9G positivos (la fuerza actúa hacia los pies) y los -2G, -3G (la fuerza actúa hacia la cabeza) ya que la sangre se acumula en la cabeza haciendo estallar los capilares.

Para mantener el cuerpo en movimiento el corazón tiene que latir, ¿A qué velocidad tendría que latir el corazón de nuestro superhéroe? A una tremendamente superior a la que cualquier ser vivo podría soportar. El animal con el ritmo cardíaco más elevado es el colibrí, cuyo corazón  puede llegar a latir 1260 veces por minuto, lo que, en un  humano supondría un bombeo de sangre de 378000 litros de sangre por minuto, es
decir, casi los 432000 que bombea al día un corazón humano sano y normal. Lo que teniendo en cuenta que para un humano, 230 pulsaciones al minuto ya es muy peligroso, estas 1260 serían impensables. Y si encima nos ponemos a correr a la velocidad de la luz, y teniendo en cuenta que los tejidos deben estar bien abastecidos, el corazón también latiría a una velocidad cercana a la de la luz.
Por estas razones, veríamos que su metabolismo se  verían extremadamente perjudicados cuando comenzase a alcanzar velocidades elevadas.

Como ya Dijimos con flash, la cantidad de energía para elevar un  cuerpo a la velocidad de la luz es “infinita”, y elevarla solamente a la mitad ya supone un gasto de energía millones de veces superior al de la nave más rápida de la NASA.
Para poder canalizar la energía para propulsar nuestra nave, necesitamos aumentar el tamaño de los propulsores, por lo que cuanto mayor sea la energía deseada de la nave, la masa de la nave será exponencialmente mayor. Al tener una carga extra en la nave, se necesitarán unos propulsores aún más grandes, sin contar con que los tripulantes, no sobrevivirían a la enorme inercia desarrollada.
Igualmente, ante tal tamaño y semejante velocidad, sería facilísimo chocar contra un objeto en el espacio, y para resistir ese ataque necesitamos un fuselaje más grueso, con lo que añadimos peso a nuestra nave, necesitando unos propulsores aún más grandes, y esto llevaría a un aumento constante de masa. A velocidades cercanas a las de la luz, incluso los minúsculos átomos de H presentes en el espacio golpearían a nuestra nave con tanta fuerza como las  partículas del colisionador de hadrones(LHC), lo que
resultaría mortal para sus tripulantes por varios motivos:


  • Primero que la radiación provocada por estos impactos sería suficiente para dañar estructuralmente la nave y dejar inútiles las máquinas de abordo. 
  • Al acercarse a tales velocidades y como explica la teoría de la relatividad, el espacio parecería muy comprimido, haciendo que fueran más de estos átomos los que impactan contra la nave.
  • Y solamente al acercarnos al 99,999998% de la velocidad de la luz, los átomos nos golpearían con una energía de  7 TeV (Teteraelectron voltios), que es el doble de la energía máxima que se da en el LHC.
  • Una pared de 10 cm de aluminio, a penas pararía un 1% de la energía total del choque, lo que debido a que el núcleo de los átomos de H están formados por un solo protón,  expondría a nuestros cuerpos a una increíble radiación ionizante, que nos causaría mutaciones irreversibles, y por tanto la muerte. La dosis letal para un humano es de aproximadamente 6 sievert, y de la radiación de exposición que estamos hablando es de al menos 10000 sievert cada segundo, lo cual es tan intenso que dañaría tanto equipos como la propia estructura de la nave.

A parte de estos inconvenientes sobre la  velocidad de la luz se le suman los efectos que sufren los astronautas que pasaran tanto tiempo en el espacio. Tenemos el problema de la irrigación sanguínea de los tejidos, ya que debido a la gravedad los fluidos se ven atraídos hacia las piernas distribuyéndose desde ahí al resto del organismo.
De ese modo a los inicios del viaje, a los astronautas se les hincha el tórax, ya que los fluidos no bajan a las piernas por la ausencia de la gravedad, y para contrarrestar esta situación se pierde agua la consiguiente pérdida de volumen corporal. Y dándose el efecto contrario en el descenso, cuando los fluidos se concentran en la parte baja del organismo, produciendo mareos y desmayos a los astronautas.
Los problemas musculares debido a la falta de resistencia que la gravedad provoca causan una atrofia en este tejido. Para evitar eso mismo, los astronautas se ejercitan a diario, y tienen unos trajes especiales con elásticos muy fuertes en las articulaciones para obligar al músculo a trabajar.

Durante los primeros días de la misión, algunos astronautas padecen el denominado “mal del espacio”, manifestado con vómitos, dolores de cabeza y sudoración, causado por la desorientación que causa el estado de ingravidez sobre el sistema vestibular, órgano encargado del equilibrio situado en el oído interno.

Y llegamos al problema de la alimentación… Al contrario de lo que mucha gente piensa los astronautas necesitan muchísimas calorías al día ya que gastan enormes cantidades de energía en las cosas más simples. Y las proporciones de los elementos contenidos en ella tampoco son como los terrestres, ya que contienen una enorme cantidad de calcio, porque el calcio de los huesos de los astronautas en estado de ingravidez se va desplazando provocando osteoporosis, lo que deja muy frágiles sus huesos, por lo que es imprescindible este suplemento de calcio.
Del mismo modo que su comida también viene suplementada con hierro, ya que este se desplaza de los glóbulos rojos dejándolos inservibles.

Por ello debemos concluir asegurando que la velocidad de la luz sería un alto  riesgo para el ser humano, y de esta manera es casi imposible lograr alcanzar tal velocidad, básicamente porque, de una manera u otra, causaría la muerte de todo organismo que la alcanzase.

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